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Los miembros de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) redujeron su producción de crudo durante el mes de agosto en un contexto de debate sobre la necesidad de congelar el bombeo para sostener los precios del hidrocarburo.
La producción de la OPEP fue de 33,24 millones de barriles diarios durante agosto, un descenso de 23.000 b/d. Para todo el 2016 se calcula que el bombeo de productores competidores caerá en 610.000 barriles por día, hasta alcanzar los casi 60 millones de barriles al día.
El recorte de la producción tiene como objetivo iniciar una tendencia alcista en el precio del crudo. La OPEP tenía previsto una caída mayor de la producción durante el 2016, sin embargo, la producción de petróleo de EE.UU. descendió menos de lo esperado y la extracción de Noruega evolucionó mejor de lo pronosticado. Las previsiones del cártel de productores de petróleo no se cumplieron en buena medida debido a que la extracción no convencional mediante el fracking resistió mejor de lo esperado a la caída de los valores del petróleo.
Según un informe reciente de la OPEP, se espera que los países que no forman parte de la organización incrementen su producción durante este segundo semestre, en buena medida debido al reinicio en la producción de arenas de petróleo que se había detenido luego de los incendios de Canadá; como así también por el incremento de las perforaciones estadounidenses, la finalización de procesos de mantenimiento y la implementación de nuevos proyectos.
De acuerdo a los analistas del sector, este repunte de la producción implicará que las previsiones del 2017 no se cumplan y desequilibre el mercado. Si el exceso de producción se consolida frente a la moderación del consumo, los precios que se mantienen a la baja desde hace 18 meses sufrirán una caída aún mayor a la esperada.
Recientemente Rusia y Arabia Saudita, los dos mayores productores de crudo a nivel mundial, acordaron en la Cumbre del G-20 celebrada en China, colaborar para frenar la volatilidad del precio del petróleo. Los dos países se plantearon como objetivo estabilizar el mercado del petróleo para generar condiciones de crecimiento económico a nivel global y permitir un equilibrio financiero a largo plazo.
Arabia Saudita y Rusia, productores de más de una quinta parte del crudo del mundo, se comprometieron a explorar diversas vías para reducir la producción petrolífera. El acuerdo entre ambas potencias, es considerado fundamental para garantizar la estabilidad en el mercado, sin embargo, este se viene postergando desde mediados de abril pasado cuando en la cumbre celebrada en Doha, de la cual participaron los miembros de la OPEP y otros seis exportadores, no se pudo lograr un consenso para la congelación de la producción. En aquel momento Arabia Saudita exigía que en cualquier acuerdo estuviera presente Irán, algo que las autoridades moscovitas rechazaron de plano.
La cumbre de Argelia a finales de septiembre será una fecha decisiva para avanzar en la celebración de un acuerdo que posibilite la estabilización del marcado.
